La quinta estación – N. J. Jemisin

la quinta estación Llevaba mucho tiempo queriendo leer esta novela. Por lo que había leído de ella por Internet, estaba muy segura de que me iba a gustar. Tan segura estaba que me compré de oferta la segunda y la tercera parte de la trilogía antes de leer la primera. Antes de TENER siquiera la primera parte.

Ahora que me he leído el libro, ya lo puedo decir: he acertado. Estamos ante un libro muy original, tanto por sus ideas como por su estructura. Vayamos por partes.

En la tierra de la Quietud, las catástrofes naturales se suceden periódicamente. La población vive en un estado permanente de prealerta, preparados para una quinta estación en la que reinen el caos, el hambre y la destrucción. Ciertas personas, los orógenes, poseen unas habilidades especiales que les permiten interactuar geológicamente con el planeta. Como en toda novela fantástica o de ciencia-ficción, hay que atreverse a dar el salto que nos propone el autor; esto es, asumir unas premisas alejadas de la lógica natural. En este caso, tenemos que aceptar que ciertas personas puedan manejar las fuerzas geológicas a su antojo. SPOILER: hay varias razas más, pero centrémonos en los orógenes.

Los orógenes han sido esclavizados por la civilización dominante, que los ha convertido en una herramienta clave para lograr la estabilidad sísmica. El pueblo llano los teme y hay una institución, el Fulcrum, que se encarga de adiestrar a los orógenes y «salvarlos» del racismo de los ciudadanos «normales». El resultado de esta situación de partida mezcla múltiples influencias. En los primeros capítulos pensé en X-Men, El cuento de la criada, La carretera de Cormac McCarthy e incluso en Juego de Tronos. Todo junto. Sé que suena alucinante y LO ES.

Otro aspecto llamativo de la novela es que se aleja de los personajes prototípicos (blancos, hombres, heterosexuales). Hay diversidad de razas, diversidad de géneros y diversidad sexual. Puede que los más puristas se echen las manos a la cabeza leyendo alguna que otra escena sexual entre hombres, pero, en mi humilde opinión, resulta refrescante y realista. Y, desde luego, estoy muy a favor de que la/s protagonista/s absoluta/s sean mujer/es. Y eso me lleva a lo realmente MAGISTRAL de la novela: su estructura (ojito: SPOILER).

Esta novela, para mí, no pasará a la historia por sus personajes (que son complejos y diversos), ni por su argumento (que es prometedor y original), sino por su estructura interna. La autora, en un alarde de genio, nos presenta la historia de tres personajes femeninos (Essun, Damaya y Syenite) que parecen vivir al mismo tiempo. Conforme va avanzando la lectura, descubres que NO son tres personajes femeninos, sino uno solo y que no viven simultáneamente, sino en tres momentos clave de la historia. El momento en el que el lector descubre que Damaya es Syenite y Syenite es Essun es impagable. El momento en el que el lector ORDENA los hechos es sublime. Incluso aunque el principio del fin del mundo sea previsible desde que Alabaster aparece en escena, simplemente el desarrollo de la psicología de la protagonista, la evolución desde la indefensión hasta la venganza, desde la falta de control hasta el dominio de sus habilidades sería suficiente para mantener enganchado a cualquier lector. Sin olvidar que estamos ante el fin de la civilización humana, por supuesto. Pocos comienzos he visto yo más originales que condenar a la raza humana en los dos o tres primeros párrafos de la novela. «A la humanidad le quedan unos pocos años de vida, pero aún no lo sabe. Veamos qué ha pasado». Por dios, NECESITAMOS versión cinematográfica de esto YA.

¿Algún punto negativo de la novela? Pues, la verdad, pocos hay. Quizás, para mi gusto, la creación de los «stone-eaters» sea «un poco demasiado» y hubiera preferido un recurso menos «deus ex machina» para solucionar ciertas situaciones de la trama. Pienso que el argumento podría haberse resuelto perfectamente bien sin tener que recurrir a una raza ¿alienígena? para acelerar o solventar giros argumentales. Pero vaya, es una decisión personal. También podría debatir un poco sobre la psicología de los «guardianes». Aunque queda todo bastante bien explicado con la operación que les convierte en lo que son, la raza entera es una raza malvada «demasiado» de libro. Quizás un guardián con claroscuros resultara más interesante.

En definitiva, una lectura muy recomendable y el principio de una trilogía (¡yuju! Me quedan otros dos libros para disfrutar) que más vale no perder de vista.

Si te ha gustado esta novela:

Podría recomendar tantas cosas… Pero me quedo con la versión cinematográfica de La carretera de Cormac McCarthy.

Cassandra at the Wedding – Dorothy Baker

cassandraLlegué a este libro por recomendación de Jennifer (@garymused), librera en la que habría que confiar siempre, aunque solo fuera por su predilección por Eugenides. En este caso, vuelve a acertar. Cassandra at the Wedding es un libro original, de esos que «dejan poso» y hay que meditar con cuidado un tiempo después de haber terminado su lectura.

Para empezar, Dorothy Baker nos presenta a una chica impulsiva, reticente a volver a casa, inestable y tremendamente ingeniosa. Cassandra es un personaje complejo, con muchas capas, del que vamos a ir descubriendo facetas a lo largo de todo el libro. Puede ser infinitamente cruel, tierna, caústica, amable, delicada y fuerte. Todo a la vez. Y el mundo personal de Cassandra está en pleno proceso de derrumbe. La muerte de su madre y la separación de su hermana gemela, con la que siempre ha vivido, la han llevado al borde del abismo. Y ahora su hermana se casa. Y ella debe ir a la boda. Bien, el drama está servido.

La relación entre las dos hermanas gemelas está muy bien narrada. De hecho, eso es lo que más he disfrutado de este libro. La autora opta por cederle primero la palabra a Cassandra, luego a Judith y, finalmente, de nuevo a Cassandra. El lector debe ir reuniendo información del parlamento de Cassandra, adivinando, suponiendo, leyendo entre líneas. Mirar más allá del comentario ingenioso y la réplica mordaz, más allá del alcohol. Tras todo eso, hay un ser humano con el alma al descubierto. Con el alma en carne viva. Intentará convencer a su hermana de cancelar la boda, de volver a vivir juntas. Su intento será desesperado, pero la decisión de su hermana es firme.

No quiero contar más de la cuenta y voy a dejar ahí el argumento, para no echar a perder la novela. Solo quiero destacar que, cuando más lo necesita la narración, llega el parlamento de Judith. El cambio de punto de vista narrativo es absolutamente genial. Aparte de que la autora consigue diferenciar perfectamente mediante los rasgos de estilo quién es Cassandra y quién es Judith, la narración de Judith es como un bálsamo. Te da la información que falta, la compone y la puntualiza. Completa perfectamente la narración anterior de Cassandra. Y tú ahora, como lector, comprendes perfectamente por qué Cassandra necesita a Judith de esa forma tan desesperada, tan humana, tan primaria.

Cuando vuelve a hablar Cassandra, ya no la puedes volver a ver con los mismos ojos, porque la has visto a través de los ojos de su hermana. El tercer acto, el segundo parlamento de Cassandra, es el acto de las despedidas. Todo lo que ha ocurrido en el rancho ha supuesto un cruce de caminos, una intersección en las vidas de sus protagonistas. Y todo se reencauza, fluye de nuevo, sus caminos se separan. Pero, de alguna forma, los personajes parecen (casi) curados. El dolor parece haberse atenuado; el lector ha presenciado cierta catarsis. Aunque no es un final feliz, sí es un final optimista, que ya es bastante.

En definitiva, me ha gustado la novela. Creo que está magistralmente narrada y que debería incluirse en todos los cursos de redacción creativa existentes. La creación de personajes es muy buena (ese padre, esa abuela) y el fluir de los diálogos es al mismo tiempo natural y elaborado, complejo y sencillo.

Si te ha gustado esta novela:

Puede que porque la he relacionado con @garymused, pero hay algo en la forma de escribir de Baker que me recuerda a Eugenides. Y, aunque para mí no es su mejor obra, no sé por qué (puede que por las menciones al matrimonio en el título, que yo soy así de simple ;D ), relaciono esta novela con La trama nupcial. Así que aquí va mi recomendación: si te ha gustado Cassandra at the Wedding, prueba con La trama nupcial. 

Maquetación 1

Asesino real – Robin Hobb

 

Robin_Hobb_-_Royal_Assassin_CoverTras un buen parón invernal, aquí llego con una nueva reseña. Ojo, que parón invernal no significa parón lector. He leído bastante novela juvenil y las impagables composiciones escritas de todo tipo que me proporciona mi alumnado. Pero libros escogidos por gusto, sin más objetivos que pasar un buen rato… Pues pocos. Pero aquí llega Robin Hobb para remediar esto.

La segunda parte de la trilogía de los Farseer (voy a usar los nombres en inglés, porque, pese a todos mis esfuerzos, me cuesta llamar a Fitz Traspié) nos ofrece una nueva inmersión en el mundo de los Seis Ducados, en sus intrigas y sus magias arcanas, en sus espías y sus luchas de poder. La autora prosigue el argumento (de hecho, no hay apenas salto temporal) que nos propuso en Aprendiz de asesino y vuelve a centrarse en la muy interesante figura de FitzChivalry. Este, tras recuperarse del agónico final del primer libro, vuelve a la corte y allí se enfrentará de nuevo con el loco y poderoso Regal. No quiero desvelar ningún aspecto de la trama que pueda quitarle emoción al libro, pero una de las pegas más importantes que le veo (y, cuidado, que el libro es muy bueno) es precisamente lo planos que resultan algunos personajes. Por ejemplo, Regal es un malo malísimo sin escrúpulos de ningún tipo. Malo, malo, malo. Malísimo. Tan malo que roza lo increíble. Es malo hasta para pedir un vaso de agua. Mu malo. Los personajes buenos también son muy buenos. Excepto quizás Blade, no hay cambios de bando, traiciones o personajes ambiguos. En esta lucha, o vas con Regal o vas con Verity. Sin medias tintas. Estuve los últimos tres capítulos del libro esperando una traición de Chade, de Burrich, de ese personaje genial que es The Fool. Pero nada. Parece que todo el mundo tiene muy claras sus afinidades (¿demasiado claras?). Puede que George Martin me haya acostumbrado mal y ahora desconfío hasta de mi sombra.

Algo que hace excepcionalmente bien la autora es no abusar de la magia. La magia no explica ni justifica todo lo que pasa en los Seis Ducados. De hecho, durante gran parte de la historia, te olvidas de que existe magia. La historia política te mantiene lo suficientemente absorbida como para olvidarte de los fenómenos sobrenaturales. Y entonces es cuando ocurre. La magia aporta una nueva dimensión a todo el conflicto, lo proyecta en todas direcciones. Y el lector disfruta una barbaridad, claro está.

Como principio de verano lector, no está nada mal. Muy recomendable en todos los aspectos.

Si te ha gustado esta novela, no te puedes perder:

Pues mira, como hace mucho que no lo recomiendo, ahí va El nombre del viento. Sé que tiene sus detractores, pero yo me lo pasé pipa leyéndolo.

el nombre del viento

 

Eleanor Oliphant está perfectamente – Gail Honeyman

eleanorEste libro, el debut literario de su autora, Gail Honeyman, me ha soprendido bastante. Lo novedoso de Eleanor Oliphant se centra en dos aspectos: la perspectiva temporal desde la que está narrada la historia (no nos interesa la tragedia, sino lo que ocurre después de la tragedia) y el desarrollo de los personajes. Bueno, DEL PERSONAJE. Toda la novela orbita en torno a la presencia arrolladora de Elanor. Este libro ES Eleanor.

La historia nos presenta a una mujer rozando la treintena, solitaria y con -claramente- un trauma importante a sus espaldas. La novela desarrolla cómo Eleanor consigue sacar a la superficie los recuerdos reprimidos, mientras su mundo social -vía Raymond- va a ir cambiando lenta pero inexorablemente.

Yo me creo a Eleanor. Por dos razones. La primera es que es un personaje aparentemente fuerte, que aprieta los dientes antes las humillaciones y que, al menos de cara a la galería, vive la vida que quiere vivir y se muestra segura. Tras pocas páginas, el lector constata que esta ordenada y controlada vida es una bomba de relojería psicológica. La segunda razón por la que me creo a Eleanor es que el retrato de la soledad que propone Honeyman me parece muy consistente. Verídico. Y hasta aquí puedes leer si aún no has disfrutado esta novela.

*SPOILER*

El desarrollo del argumento gira en torno a dos temas: la madre/el trauma y Raymond. Podría decir tres temas, pero, en realidad, el cantante es una expresión más del tema de la madre. El tema de la madre es (pese a lo que digan otras reseñas) algo previsible hacia la mitad de la novela. Lo de Raymond, bueno, no termina en «happy ending», sino en «promising ending». Puede que esté bien que así sea, aunque estoy segura de que a muchos lectores les habría gustado más un final «made in Hollywood».

¿Defectos que tenga esta novela? Más que defectos son cuestiones de gusto. La trama entera del cantante se ma ha hecho un poco larga. Estaba clara desde el principio su función de «detonante» de la acción y las referencias al tema a menudo me exasperaban (que probablemente sea esa la reacción que estaba buscando la autora, no digo yo que no). Por otro lado, está el tema de la verosimilitud. ¿Es posible que una niña con un trauma como el de Eleanor llegue a la vida adulta sin apenas atención psicológica? ¿Sin una sola figura de referencia? ¿Sin un solo conocido? Este tardío despertar a la vida me resulta un tanto increíble, aunque, por las razones que he dado antes (esos personajes tan bien hechos y esa soledad TAN REAL), decides aceptar el pacto ficcional y seguir adelante.

Para acompañar esta lectura:

Hablando de personajes desfigurados y superación personal, creo que si te ha gustado esta novela, no te pueder perder esta otra.

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Una temporada en Tinker Creek – Annie Dillard

No hay nada como desconectar completamente de lo que haces a diario para estar

tinker creekverdaderamente de vacaciones. Eso es lo que he hecho esta Semana Santa sumergiéndome de lleno en la vida de Annie Dillard y su Tinker Creek. Nada más alejado del bullicio del instituto que las solitarias tierras llenas de vida del este de los Estados Unidos. Ya lo había leído por ahí y coincido: estamos ante un libro verdaderamente inclasificable.

Este libro pertenece a la interesante colección Libros Salvajes de la no menos interesante editorial Errata Naturae y nos propone una singular combinación de manual divulgativo, diario personal y, sobre todo, reflexión filosófica. A diferencia de Un año en los bosques (también publicado por Errata Naturae), el texto de Dillard se centra más en la reflexión y menos en el diario personal y tal vez por esto me ha resultado (y me parece) un libro menos asequible. Not for everyone, podríamos decir. De todas formas, y como solemos hacer por aquí, vayamos por partes:

  • Divulgación. Para mí, el plato fuerte del libro. La información está bien distribuida, muy bien contada y resulta muy interesante. A partir de cualquier estímulo externo o cualquier reflexión random, la autora nos regala información sobre la vida de las polillas, las costumbres de las mantis religiosas o la vida social de la rata almizclera. Lo mejor del libro.
  • Diario personal. De vez en cuando, la autora deja caer algún dato sobre sí misma, como que superó una grave neumonía o que dedica los inviernos a leer textos clásicos. O que una vez tuvo un gato. Poco más. Esto ya es cuestión de gustos, pero me habría gustado un poco más de vulnerabilidad, algún detalle sobre su vida fuera de la charca, ALGO. Ha controlado mucho qué es lo que nos deja conocer de su vida, sus inquietudes o sus circunstancias. Y ha decidido contarnos apenas nada de todo esto. El resultado es una autora un tanto (para mí, repito) hierática y fría. Como será la cosa que hasta me alegré una vez que menciona que durante cierta observación estaba fumando un cigarrillo porque, pese a que yo no fumo y ciertamente no es un hábito recomendable, por lo menos prueba que es HUMANA.
  • Reflexión filosófica. Bien, es el momento de acordarnos de que el libro se publicó en 1974. Han pasado más de 40 años y todos los años que han pasado se notan en este apartado. Habrá quien lo considere un clásico y quien diga muy convencido que las reflexiones de la autora son universales y eternas, PERO, para mí, todo este apartado tiene un inconfundible tonillo años 70. Las tímidas reflexiones sobre el sentido de la vida, la maldad o las continuas referencias a un Creador han envejecido algo mal. No es que el libro resulte incómodo de leer, es que (yo, al menos) echo de menos algo más de arrojo y algo menos de divagación. Eudora Welty lo dijo mejor que yo (y saco la información de la wikipedia): el trabajo de Dillard es «admirable writing that reveals a sense of wonder so fearless and unbridled… [an] intensity of experience that she seems to live in order to declare, but I honestly don’t know what [Dillard] is talking about at… times.»[11]

Yo tampoco tengo muy claro de qué está hablando, la verdad. Entiendo las alusiones bíblicas y entiendo sus referencias al árbol en llamas (por poner un ejemplo) como una imagen de la revelación (yo lo entiendo en tono budista, pero vete tú a saber) de la VERDAD (así, en mayúsculas) del mundo. Pero hay veces que el objeto de la reflexión se me escapa. Y lo peor es que ese tipo de divagación existencial-religiosa combinado con la observación atenta de la naturaleza puede terminar por configurar una mujer un tanto desenfocada que persigue ratas almizcleras arrastrándose por el suelo mientras murmura algo de un arbusto en llamas y cita los evangelios. Y claro… Digamos que probablemente no era este exactamente el efecto que Annie Dillard buscaba.

Que nadie me malinterprete. El libro tiene calidad literaria y las reflexiones de la autora son interesantes. Y, desde luego, encaja muy bien en el espíritu de la colección Libros Salvajes. Pero la reflexión filosófica ha envejecido y tal vez no haya envejecido del todo bien. Como siempre, juzga por ti mismo.

Para acompañar esta lectura:

Nada mejor que la montaña en estado puro. Ve al monte, conoce los caminos. Explora y siente. [Saco la imagen de aquí: http://www.hotelrestaurantecasamarcos.es/2018/01/07/equiparse-para-hacer-senderismo/]

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Providence – Alan Moore

providence Aunque suelo estar atenta a las recomendaciones interneteras, tengo que reconocer que este libro fue compra impulsiva en librería. La combinación Alan Moore + Lovecraft era demasiado irresistible como para dejarla pasar.

Estamos ante el primer volumen de una aparentemente compleja historia. Todo gira en torno a un personaje, Robert Black, que va adentrándose poco a poco en los misterios de la América profunda (la América subterránea). Lo que empieza siendo un reportaje/libro periodístico (tiene toda la pinta de que) va a convertirse en una historia con una implicación -y un coste- personal mucho mayor para él.

Con una historia todavía en estado embrionario, creo que el punto fuerte de este primer volumen es la creación de personajes. La mayoría de los personajes cuentan con el punto justo de oscuridad, lo que los hace aún más inquietantes. Es mucho más aterrador un personaje normal con un punto de insondable locura que un personaje simplemente  loco. Alan Moore comprende a la perfección las normas del terror; comprende que es el lector el que debe completar las piezas del rompecabezas que va tejiendo. Comprende que no debe ser demasiado explícito pero que no debe dejar lugar a la duda. Comprende que lo realmente aterrador es el detalle y no la truculencia.

Las ideas que presenta Alan Moore son inquietantes en el sentido más tradicional de la palabra. De hecho, al lector acostumbrado al terror no le costará encontrar referencias a relatos clásicos de terror, que contribuyen a crear un universo asfixiante y oscuro en el que el lector de terror se siente como pez en el agua.

En el aspecto formal, me parece especialmente acertada la idea de incluir, al final de cada capítulo, las hojas del diario personal de Robert Black, que actúan como una especie de exégesis de lo vivido en la parte ilustrada. Supongo que habrá lectores a los que les cueste el cambio de código, pero, narrativamente, el diario de Robert Black es una idea genial. Permite llenar los espacios temporales obviados por el cómic y, en ocasiones, practicar cierta metaliteratura. La combinación de estos entreactos narrativos con el clarividente dibujo de Jacen Burrows creo que es difícilmente mejorable.

¿Compraré el segundo volumen? Por supuesto. Sé que mi estancia en Providence no será cómoda y probablmente terminará alimentando mis peores pesadillas, pero no me lo perdería por nada del mundo.

Para acompañar esta novela:

Aunque True Detective tiene sus defectos (en los que no voy a entrar), no se puede negar que retrató bastante fielmente esa América profunda en la que se desarrolla Providence. Aunque un siglo los separe, los títulos de crédito de la serie bien podrían pasar por los del cómic.

 

Rat Queens – Kurtis J. Wiebe, Roc Upchurch

Me enteré de la existencia de este cómic cotilleando a través de Internet y me ha faltado

rat queens

 tiempo para hacerme con él. Spoiler: no me ha defraudado.

¿De qué va Rat Queens? Pues de un grupo de mercenarias de diversas razas que, bueno, hacen sus cositas de mercenarias. De fondo hay una historia aparentemente sencilla (aunque al final de este primer volumen parece que algo se va a complicar la cosa), que funciona como una excusa para lo realmente interesante: la construcción de los personajes.

Manda narices que lo realmente revolucionario de este cómic es algo que, en realidad, no debería ser revolucionario: las protagonistas se comportan como personas normales. O mejor dicho, como mercenarias nigrománticas / guerreras / smidgens normales. Tienen vicios, resacas y (oh, sorpresa) deseos sexuales. Y reparten leñazos, claro, y sufren terribles heridas y tienen sus oscuros secretos. Da gusto encontrarse en un cómic con personajes femeninos que no van embutidos en spandex negro y ponen todo el rato poses absurdas. Y no todas miden 1’80 y pesan 50 kilos. ¡Ah! Y también hay personajes femeninos idiotas o despreciables. Vaya, lo que viene siendo aplicar al mundo del cómic la revolucionaria idea de que la mujer es un ser humano.

Me ha parecido una lectura muy refrescante y divertida y creo que pronto me haré con el segundo volumen.

Para acompañar esta lectura:

En mi adolescencia empezaron a despuntar personajes femeninos algo diferentes, con los que era (algo más) fácil identificarse. De todos, uno de mis favoritos (aunque ya sé que estaba MUY sexualizada) era Bulma, que muy bien podría haber sido la abuela de las Rat Queens.

Bulma

 

La serpiente de Essex – Sarah Perry

la serpiente de essexCasi un año después, resucito el blog para hablar de esta lectura. Esta vez no voy a disculparme por no haber escrito nada en UN AÑO, porque es simplemente la vida la que pasa. Por mucho que lo intentas, no llegas a todo. Peeero, vayamos a lo positivo: reseña habemus.

A pesar de la peligrosa altura de mi pila de pendientes, compré este libro la semana pasada. Una de esas compras impulsivas (shame on me!) basadas en a) comentarios leídos en Twitter, b) faja llamativa y c) portada estéticamente agradable. A pesar de todo esto, de verdad pensaba que mi relación con este libro podría funcionar. Ajá. Pues no. O no del todo. Analicemos las diferencias irreconciliables.

a) El estilo de la autora. Vale. Sí. Te acostumbras. Pero como te acostumbras a estar sentado en una silla ligeramente incómoda. No dejas de pensar que podría ser un poquito mejor. No dejas de pensar en la silla. También es verdad que he notado más vaivenes estilísticos al principio de la obra que al final. Es al principio del libro cuando se produce una memorable conversación en la que un personaje de alta alcurnia va alternando entre expresiones como «se la pela» y conjunciones adversativas como «mas». Lo de la adecuación lingüística, para otro día.

b) La construcción de personajes. Escritores del mundo, tenéis que saber cuándo parar de atribuir características peculiares a vuestros personajes. Ejemplo ilustrativo. ¿Personaje con una pronunciada cojera? Vale. ¿Personaje con una pronunciada cojera y tartamudo? Bueno. ¿Personaje con una pronunciada cojera, tartamudo, ciego, vestido de bombero, que cree que los extraterrestres vendrán a salvarnos a todos y que colecciona margaritas? UN POCO DEMASIADO. Pues la señora Parker parece estar convencida de que «nunca es demasiado». De verdad, no hacen falta tantas características peculiares. Los personajes son interesantes por lo que hacen, no por lo que nos cuentan que hacen. La caracterización de Cora Seaborne (mujer que fue torturada por su marido, corpulenta, que combina vestirse de hombre con vestirse con refinados vestidos, coleccionista de amonites, madre de niño autista y con tendencia al lesbianismo) es UN POCO DEMASIADO. Una sola de esas características ya habría dado un personaje interesante y creíble. Todo junto es un amasijo de personajes frustrados, un frankestein de la creación literaria. El resultado de es que, como lectores, no sabemos bien qué es lo importante. Y que no te crees al personaje, claro.

c) La TRAMA EN SÍ. **SPOILER**  Íntimamente relacionado con el punto anterior. ¿Diría un señor bien educado del siglo XIX, en plena reunión social, algo como «se la pela»? ¿Se acostaría una respetable dama soltera con un hombre al que desprecia solo porque «busca un sustituto» de una relación con su amiga? ¿Correría un señor párroco a masturbarse al campo tras un momento de tensión erótica? QUE NO DIGO YO QUE NO PUEDA SER. QUE SÍ. Que eran personas con sus pasiones y que la percepción que tenemos de la época victoriana está distorsionada y todo eso. Que precisamente en eso reside la originalidad de la novela. Pero ocurre como en el punto anterior. A MÍ no me parece verosímil. Está muy lejos de lo que supone la verosimilitud para mí. Y me cuesta mantener «el pacto ficcional». Vaya, que no me lo creo.

Pese a todo lo anterior, la novela se deja leer. Y es bonita la portada. Sip. Portada preciosa.

En resumen: novela recomendada para los verdaderos fanáticos de la época victoriana a los que no les importe ver a las damas subirse las enaguas y a los caballeros mostrar brazos musculosos y camisas de dejan pechos peludos al descubierto (juro que es cierto). Recordad, «impossible is nothing».

Para acompañar esta novela:

imposible is nothing

 

Ubik – Philip K. Dick

ubikHe sacado un rato para dar señales de vida en este blog. OJO, que no reseñe no significa que no lea. Tengo unas diez (¡diez!) reseñas atrasadas, algunas clásicas como Middlemarch y otras recientes como Relojes de hueso. Pero para hacer las cosas en condiciones, voy a hablar un poco del último libro que he leído: Ubik de Philip K. Dick.  

Es también el primer libro que leo de un autor al que le tenía muchas ganas y, bueno, la sensación es agridulce.  Por una parte, valoro  la novedad de la trama y cómo ha influido (muy MUY claramente) en otras ficciones posteriores. Por otra, no puedo evitar cierto sentimiento de desilusión. Sé que probablemente estoy ante el creador de la IDEA original, pero la sensación que tengo es la de «esto ya se ha hecho antes». Si hubiera pillado yo este libro antes de ver Perdidos, antes de leer Pedro Páramo, antes de ver Abre los ojos o Los otros… Mucho antes de ver Matrix. A veces fantaseo con la idea de establecer un ORDEN CORRECTO DE LECTURA universal, una especie de bibliografía cronológica adecuada a la edad y a la capacidad de sorpresa del individuo. En ese ORDEN CORRECTO (estoy abusando de las mayúsculas, pero aquí son muy necesarias), Ubik sería una lectura que habría que hacer al principio de la ciencia ficción, antes de degustar a Borges, a Ballard, a Bioy Casares. Incluso probablemente antes de Neil Gaiman.

¿Es muy pretencioso decir que desde casi el principio de la novela intuí por dónde iban a ir los tiros? Saber (o creer saber) el argumento de la novela no debería impedir su disfrute (ahí tenemos, por ejemplo, esas tramas TAN sorprendentes de Jane Austen), pero en este caso sí es un obstáculo. O al menos lo ha sido para mí. Y sigo teniendo la sensación de que ha desperdiciado con una historia mediocre unas premisas extraordinarias y unos personajes cautivadores.

Para acompañar esta lectura:

Ved Matrix, ved Perdidos, leed a Borges…y que la Fuerza os ayude a hacerlo todo en el orden correcto.

No soy ese tipo de chica – Lena Dunham

Llevo un buen rato sin escribir nada por aquí, ¿verdad? Bueno, ando sobrada de no-soyexcusas: vuelta al cole, bebé en pleno desarrollo psicomotor, unas cuatros horas de sueño diarias y poco tiempo para leer. Aún así, hay jugosas reseñas pendientes. Entre ellas, Middlemarch (resumiendo, hay que leerlo) o la mitad del libro de Mary Beard (me estaba encantando pero empezó el curso y empezó a costarme transportarme mentalmente a la Antigua Roma).

El libro que traigo hoy aquí ha llegado un poco de casualidad a mis manos. Mis dilectos seguidores ya saben que resido en un terrible páramo cultural (tal vez me lo estoy tomando un poco a la tremenda… ya se sabe, la falta de sueño) en el que no existe ni una triste librería en la que cotillear a gusto. Por esto, y pese a mis conflictos éticos con favorecer el pequeño comercio, suelo aprovisionarme de lecturas en Amazon. De vez en cuando encuentras algún chollo. Este libro, que ronda los 20 euros, un buen día estaba a 5. Como había leído buenas críticas, lo compré. Y…Resumiendo, diremos que al terminar de leer lo he colocado en la estantería que está oculta detrás del sofá. ¿Por qué?

Empecemos por el principio. Si hay una lección de vida -si es que eso existe- que quiero transmitir a mis hijas es algo así como «acéptalo o cámbialo, pero NO TE QUEJES». No me gustan los quejicas. Cosas que tiene una. Tampoco me caen especialmente bien las personas que adolecen de escasa fuerza de voluntad, que se dejan llevar como si sus vidas se vieran arrastradas de un impulso estúpido a otro sin que ellos pudieran ejercer el menor control. Más cosas que tiene una. Y tampoco me siento atraída por las personas que viven su vida como si estuvieran viendo una película, como si no les estuviera pasando A ELLOS realmente.

Lena Dunham es la campeona de las quejicas sin fuerza de voluntad. Y no solo contempla su vida como su fuera una película. Está sentada en un sillón viendo la película de su vida, comiendo palomitas y pasándoselo en grande. Porque Lena Dunham está fascinada con Lena Dunham. De hecho, cuando vive un momento humillante o embarazoso, Lena Dunham no piensa «¡vaya!»o «¡qué vergüenza!». No. Lena Dunham está encantada porque ese momento terrible y posiblemente traumático le viene de perlas para la construcción de su personaje. Da la impresión de que se ha metido tanto en «lo ficcional» que ya ha perdido cualquier contacto con «lo real». No encuentra la salida del laberinto. Ha llevado demasiado tiempo puesta la máscara y ya forma parte de su propia piel.

Lena Dunham es un ejemplo de un tipo de persona con el que tuve ocasión de relacionarme durante mi estancia en EEUU. Jóvenes excesivos, culturalmente inquietos, con cierta tendencia a sobreinterpretarlo todo, que juegan a «ser europeos» sin tener ni idea de en qué consiste la decadencia del viejo continente (si es que eso existe, otra vez). En mi mente, llamo a este tipo de personas «falsos decadentes». Porque sí, beben y hacen el loco como Hemingway en una boda de pueblo. Pero en la resaca consumen bebidas de acelga y nueces ecológicas. Compran la ropa en tiendas de segunda mano sí, pero sus padres tienen profesiones liberales y probablemente un bonito chalé en la playa en el que pueden refugiarse si se aburren de la vida «underground». Son personas al límite, almas torturadas y promiscuos decadentes que tienen consulta con el psiquiatra, hacen yoga con regularidad y no se pierden su programa favorito de TV del martes por la noche. Son  expertos en el «riesgo calculado», en el límite de la provocación, en ser los chicos raros de la exclusiva escuela privada.

Me da algo de pereza Lena Dunham. Me da pereza el recuento de calorías consumidas, sus atracones de pastel, el continuo soniquete de «tío, estoy mu loca» (los verdaderos locos nunca saben que lo están; eso es lo aterrador de la locura). Me da pereza su forma de enfrentarse a la muerte, como si la mortalidad solo se le hubiera ocurrido a ella. Me da pereza que se crea única y especial. Me dan pereza las recopilaciones de amores equivocados y me empalaga el amor maduro y feliz con un hombre -¡oh, sorpresa!- que no la juzga y que la quiere incondicionalmente. Me da pereza ese continuo esfuerzo por ser original.Me da pereza el universo Lena Dunham.

Y ahora viene la contradicción. Me gustó su serie. La vi como ficción (aunque tal vez debería replantearme esto último) y, como ficción, me gustaron los personajes, me creí sus dramas minúsculos, sufrí con sus infinitesimales tragedias y hasta toleré que nos quisieran vender que Girls reflejaba algún tipo de «espíritu generacional». Como si todas las mujeres de mi generación viviéramos en NY, tuviéramos unos padres moderadamente ricos y altamente comprensivos y pudiéramos dedicarnos a la escritura creativa. Pero bueno, en la ficción puedo creérmelo todo. En un ensayo, empiezo a dudar.

Alguien sabio dijo una vez que deberíamos dejar reposar aquello que escribimos unos siete años en un cajón cerrado. Tras siete años, si no te dan ganas de quemarlo, es apto para ser publicado. Dunham debería probar esto. Si siete años le parece mucho, que pruebe con 2 años. O dos semanas. O cinco minutos. Porque sospecho que la Lena Dunham del futuro no va a estar muy de acuerdo con algunas líneas de la Dunham del presente. Porque los escritos de Lena Dunham tienen una fecha de caducidad peligrosamente próxima.

Para acompañar esta lectura:

Supongo que la recomendación es obvia. Juzga siempre por ti mismo.