Un paraíso inalcanzable – John Mortimer

un paraísoAlgún día me tenía que pasar. Si yo ya lo veía venir. Ya es que no era ni natural. He aquí el primer libro de Libros del Asteroide que no me leo en (más o menos) diez minutos. Me ha costado bastante interesarme mínimamente por la historia de la familia Simcox. El libro tiene su buena dosis de secretos, revelaciones de última hora y algún que otro giro inesperado; sí. Pero a mí no me ha atrapado, la verdad.

Esta novela parte de un supuesto muy atrayente. El reverendo liberal Simeon Simcox muere y lega todos sus bienes a un ministro conservador. Los hijos de Simeon, el arrogante (aunque a veces haga de «niño perdido») Henry y el paciente (y a veces inane) Fred intentarán, cada uno a su manera, encontrar respuestas para este comportamiento. El lector tiene ocasión de ir conociendo poco a poco a los personajes y cómo la historia de Inglaterra ha pasado por sus vidas. Buen planteamiento, ¿verdad? Pues aún así no me ha enganchado.

Quizás no lo haya hecho por una de sus mejores características. El autor ha sabido reflejar muy bien la melancolía y el desengaño del siglo pasado. Prácticamente la historia recorre todo el siglo XX, desde las guerras mundiales hasta los años 80 y las protestas anti-nucleares. Los personajes son, por lo general, tristes, enfrentados a destinos que no pueden cambiar o que sólo consiguen empeorar. No hay triunfadores.

Los personajes masculinos me han parecido bastante más atractivos e interesantes que los femeninos. El irónico y descreído doctor Salter es impagable, quizás el mejor hallazgo del libro. También el furtivo Tom Nowt, el ambicioso Leslie Titmuss y  por supuesto, los hermanos Simcox y su relación pueden considerarse, en mi opinión lo mejor de la novela. Frente a estos poderosos personajes masculinos, los femeninos aparecen desdibujados o incomprensibles. Agnes quiere ser misteriosa pero termina siendo ilógica y poco creíble; Grace roza el ridículo continuamente, Charlie es más débil e inestable de lo razonable; la señora Wickstead es una caricatura. Dorothy, la viuda de Simeon, que potencialmente tendría tanto que aportar, se pasea por el libro como una sombra, cuidando flores.

No es que yo quiera personajes femeninos intensos en todas las novelas que leo. Por supuesto que no. Cada novela necesita unas determinadas características y personajes para desarrollarse como debe. Pero no puedo evitar pensar que un poco más de equilibrio habría ayudado a hacer de esta lectura una obra más redonda. Cada acción de los personajes femeninos (y, quien haya leído la obra, se habrá dado cuenta de que las acciones de estos personajes son las que realmente «mueven» la trama) es absolutamente incomprensible. Todas están anegadas de una mitológica tendencia femenina al secretismo y la actuación por impulso que no sé muy bien de dónde ha salido.

En fin, en resumen, una buena idea que podría haber dado mucho más de sí con un desarrollo diferente. Le doy un justito 3/5.

Para acompañar esta lectura:

Pues no sé muy bien qué recomendar aquí. Supongo que un libro de historia de Inglaterra en el siglo XX iría bien. Pero, siendo sincera, lo que más me ha animado a seguir leyendo es usar un marcapáginas muy chulo que me compré hace un par de semanas.

marcapaginas

 

Cumbres borrascosas – Emily Brontë

En primer lugar, creo que debo disculparme por lo desatendido que cumbrestengo el blog últimamente. Llevo sin escribir desde… ¡octubre! Lo único que puedo decir en mi defensa es que tengo dos buenas excusas. La vuelta al trabajo me ha traído este año algunas responsabilidades nuevas que… bueno, han consumido bastante tiempo. Mi vida personal, por otra parte, también está resultando últimamente de lo más interesante (pero todo bueno, ¿eh?). Así que, entre unas cosas cosas y otras, apenas he tenido tiempo para leer.

Bueno, estoy mintiendo. He leído mucho. Pero poco por elección propia. Me he releído el Lazarillo de Tormes y las Leyendas de Bécquer y he puesto en marcha un club de lectura en el instituto que también me ha forzado a ponerme las pilas con El hobbit. ¿Por qué no hay reseña? El Lazarillo y las Leyendas… Uf… Son muy interesantes, pero a estas alturas ya todos nos los hemos leído y comentado hasta la saciedad. El hobbit es otra cuestión. Empecé bien, pero me quedé a la mitad. No porque me dejara de interesar, claro, sino porque se me fueron cruzando exámenes y redacciones y reuniones. Pero lo retomaré, que tengo una edición muy chula. Y dicho todo esto, vamos al tema que nos ocupa: Cumbres borrascosas.

**OJITO: SPOILERS**

Cumbres borrascosas es un libro antipático. Creo que no hay un sólo personaje en el libro que no me resulte despreciable, por uno u otro motivo. Y su mérito reside precisamente ahí. Es un compendio estupendo de la maldad humana. Los protagonistas son egoístas, crueles o idiotas. O todo a la vez. Heathcliff es uno de los ¿héroes? ¿villanos? más retorcidos y torturados de todos los tiempos. Su doble condición de víctima y verdugo da como resultado un personaje con muchísima fuerza, que se «come» literalmente a los demás, especialmente a los pusilánimes Linton. La única que reúne el valor para plantarle cara, aunque sea ocasionalmente, es Cathy Linton. Este personaje será el que sufra de forma más directa la violencia de Heathcliff (llega incluso a secuestrarla y a forzarla al matrimonio) y el que, finalmente, logrará triunfar contra las maquinaciones de maligno dueño de Cumbres borrascosas. Un momento… ¿Llega  a «triunfar» Cathy Linton sobre Heathcliff? Mi impresión es que no. Nadie llega a vencer a este odiado personaje. Es demasiado poderoso e inteligente como para permitir que alguien pueda con él. Heathcliff se autodestruye, cayendo él solito (y cayendo feliz) en una espiral de locura y destrucción. De hecho, he de decir que el final ¿feliz? de este libro me ha pillado un poco por sorpresa. Y no, no conocía la historia de antes. Por como se iban desarrollando los acontecimientos, me esperaba que se abriera la tierra y Cumbres borrascosas (con todos sus detestables habitantes) fuera tragada por la ponzoña. O que cayera un rayo redentor y todo fuera reducido a cenizas.

La rehabilitación de Hareton y el enamoramiento de Cathy dan forma a un final inesperadamente dulce (dulce hasta la ñoñería, con esa imagen -tipo Mujercitas- de ambos leyendo junto al fuego) para una historia tan amarga. No sé si será una concesión de la autora para que creamos en el triunfo del bien (¿pero qué triunfo? ¿existe triunfo cuando el mal simplemente se rinde él solito?) o simplemente será cuestión de gustos, pero el final edulcorado tras la rendición y muerte de Heathcliff me ha parecido un tanto descafeinado.

Aún así, este libro es un cinco estrellas, sin lugar a dudas. Comprendo que a mucha gente le resulte antipático (es que los personajes son toditos todos muy antipáticos) pero es un ejemplo estupendo de literatura gótica. Y, aunque mis deseos de que la tierra se tragara todo el dichoso páramo no se hayan cumplido, creo que es un libro que todo el mundo debería conocer, respetar y, si eso es lo que nos inspira, odiar.

Para acompañar este libro:

Ya lo dije en Twitter, pero noviembre es un mes muy Brontë. Pega todo leer esta novela mientras la lluvia cae infatigable tras los cristales. Así que, lo que recomiendo para acompañar este libro es una buena y poderosa tormenta otoñal.

tormenta

 

Orgullo y prejuicio – Jane Austen

oypCómo se nota que ya ha empezado el curso. Se nota tanto que ya hace casi una semana que terminé esta preciosa novela de Jane Austen. La burocracia (cada día más papeles y papeles), los exámenes, las reuniones y otros asuntos personales me han impedido ponerme antes con la reseña de este maravilloso libro.

Este libro no se puede describir de otra manera. Maravilloso. Lo leí por primera vez hace muuuchos años, una de esas veces en las que le rogaba -y sí, rogar no es exagerado aquí- a mi madre que buscara algún libro suyo que pudiera leer. Y lo leí muy joven, creo que antes de entrar al instituto. Por eso (y porque revisé el libro de mi madre y la traducción me pareció anticuada y claramente mejorable) tenía muchas ganas de hincarle el diente a esta cuidada edición de Alba.

Quien tope con este blog mío en Internet debe de estar convencido de que Alba me subvenciona o me manda jamones o me da los libros gratis. Pero no. No tengo nada que ver con ellos. Y sí. Sus libros son así de buenos.

No he leído este texto en inglés, así que no puedo hablar de la calidad de la traducción. El texto en español rebosa naturalidad y elegancia. El libro se lee solo. Además, esta edición tiene unas preciosas ilustraciones y letras capitales que hacen todavía más atractiva la lectura. No sé si será una reminiscencia de mi infancia o qué, pero me ENCANTAN los libros con ilustraciones. Cuando era pequeña me sabía hasta el más mínimo detalle de los dibujos que acompañaban mis lecturas favoritas. Ahora de mayor sigo interesándome por la ilustración (véase mi trabajo de fin de máster sobre la obra de Gorey), por lo que encontrarme clásicos con ilustraciones tan apropiadas e increíbles me parece un grandísimo acierto. Este es el camino que deberían seguir todas aquellas editoriales que busquen convencernos de las ventajas del papel sobre el píxel.

De la historia en sí, poco que contar que no se sepa. Jane Austen, en mi opinión, captura como pocas el pensamiento femenino y retrata con maestría las diferentes fases del enamoramiento.  Ese pequeño momento en el que nace un sentimiento que antes no estaba ahí. El pellizco en el estómago. El vértigo. Sus personajes son eternos y literalmente «salen» del libro. Es verdad que los postulados románticos que regían el siglo XIX ahora casi (y sin casi) serían considerados machistas. Pero no nos liemos. Esto es ficción. Y ficción de hace dos siglos. Aún así, creo que las heroínas de Jane Austen tienen poco que envidiar a las feministas más revolucionarias de hoy en día.

En definitiva, una lectura obligatoria para cualquier lector interesado en las pasiones humanas y el pensamiento femenino. La de Alba, la mejor opción que conozco.

Para acompañar esta lectura:

Últimamente tengo el ánimo un poco otoñal y el estómago más dulce de la cuenta. Resultado de esto, el acompañamiento de esta lectura no podía ser otro.

cookie

El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss

el-temor-de-un-hombre-sabio-9788499899619 El segundo día en la historia de Kvothe da a la narración un carácter decididamente más oscuro. La fantasía va ganando terreno de forma progresiva y segura.  Esto es posible porque en el primer volumen se cimentaron correctamente las bases sobre las que Rothfuss crea su universo.

En general, me ha gustado mucho esta continuación de la novela, que creo que entronca directamente con la fantasía clásica, alejándose de los «dramas de internado» (y ojo, que a mí este tipo de dramas me encanta ¿eh?).

Respecto a los personajes, tal y como veía yo venir en la reseña de la primera parte, Bast y Denna se complican considerablemente. Kvothe también se va haciendo más polifacético, aunque aún pesa mucho en él la bravuconería juvenil. Es precisamente este retrato del fogoso y decidido Kvothe el que usa Patrick Rothfuss para dejar al lector con bastantes ganas de saber qué es lo que ha convertido al poderoso Kovthe en el miserable Kote.

Hay varios aspectos que me han llamado la atención poderosamente (cuidado, que puede haber spoilers):

– Me ha encantado la civilización Adem enterita. La idea de la comunicación gestual es una pasada y he disfrutado mucho de todo el tiempo que Kvothe ha estado en Ademre. Como lingüista tampoco puedo pasar por alto el lenguaje de Yll, construido con nudos. Y muy buen detalle descubrir que ciertos personajes han dominado secretamente este código durante toda la narración.

– No es nuevo, pero disfruto especialmente de la historia cuando suceden cosas que no se me cuentan. Estoy pensando, por ejemplo, en cuando Kvothe envenena a la falsa troupe o cuando se nos descubre que el Maer estaba siendo envenenado. Buen golpe de efecto. Así sí.

– Como comentario crítico, creo que el señor Rothfuss ha pecado en ocasiones de «remordimientos de escritor de sagas». Hay varios detalles que han cambiado bastante en esta segunda parte respecto a la primera. Se me ocurren dos ejemplos claros: la reputación de los Edena y la tragedia de la familia de Kvothe. Los Edena Ruh están bastante más estigmatizados socialmente en esta segunda parte. En la primera, el origen de Kvothe parecía algo anecdótico y ahora es una parte importante de la narración, que impulsa o decide tramas enteras. También creo que Patrick Rothfuss está «ampliando» la tragedia de la muerte de la familia de Kvothe. Aunque aquí tiene más excusas (por el trauma que vivió Kvothe, «no recordaba nada»), cada vez conocemos más detalles escabrosos de la muerte de los padres. No me parece mal, pero hay que tener cuidado con abusar de este tipo de ampliaciones retrospectivas.

– SÚPER SPOILER: ¿Hay alguien que no haya visto que la esposa del Maer es probablemente hermana de la madre de Kvothe? Mucha casualidad sería que dos nobles se fugaran con una tribu Ruh. Veremos.

– Este libro para algunos lectores puede hacerse bastante más pesado que el primero. Al igual que en el primer volumen me sobró un poco todo el tema del dragón, aquí se me han hecho un poco larga la parte de Ferulian. Tampoco termino de ver (aunque el concepto me gusta mucho) la importancia de las predicciones del Cthaeh (que, por cierto, es terroríficamente laísta).

– Y, por último… ¿Por qué carajo va Kvothe a tocarle las pelotas (otra vez) a Ambrose cuando parece que ya la enemistad entre ellos es agua pasada? El asunto de la carta de «demanda de paternidad» me suena a que el autor no sabía muy bien cómo reavivar la inquina que se profesan estos dos personajes. Que sea Kvothe el que empiece este enfrentamiento no me termina de cuadrar con la personalidad del protagonista.

En definitiva, estamos (creo yo) ante una muy digna continuación de la historia, aunque quizás no es como yo la esperaba. Yo creía que la trama de la Universidad ya estaría liquidada al final de esta segunda parte y, mira tú por dónde, parece que aún queda Universidad para rato. ¿Podrá el señor Rothfuss cerrar todas las tramas que tiene abiertas de forma coherente? ¿Quizás hay aquí demasiada historia para condensarla en (sólo) una trilogía? Son muchas las cosas que nos faltan por saber del pasado de Kvothe y es lógico esperar una continuación (sea en esta trilogía o en otra serie aparte) que se ocupe de los extraños sucesos que ocurren en los alrededores de Roca de Guía. ¿CABRÁ todo eso en un volumen y quedará  equilibrado con la parte de la historia que nos ha contado hasta ahora?

Démosle un voto de confianza al autor. Pronto conoceremos la respuesta.

Para acompañar este libro:

La presentadora es pelín pesada para mi gusto, pero creo que a Rothfuss merece la pena conocerlo «en persona». Se le ve muy majete al hombre. : )

Capitanes intrépidos – Rudyard Kipling

capitanes kiplingHe aquí mi primera lectura de la interesante colección de Austral básicos. Libros buenos, bonitos y baratos. Cuando digo baratos, quiero decir MUY baratos. 3 eurillos. Vaya, lo que un café y un bollito. O, para los fumadores, lo que cuesta un paquete de tabaco. Que nadie me diga luego que la cultura es cara. Y estamos hablando de libros nuevos con olor a tinta, ¿eh? Que no estoy teniendo en cuenta la segunda mano tirada de precio… ni las bibliotecas (de momento) gratuitas… ni los intercambios (espero que siempre) gratuitos.

Capitanes intrépidos es una novela típica de aventuras, de esas que debes leer con 12 o 13 años. Ya lo he comentado otras veces, pero, con este tipo de lectura, a veces tengo la sensación de haber llegado tarde. Vaya, que podría haber disfrutado más si las hubiera pillado hace 15 o 20 años. Pero en fin. Rudyard Kipling nos cuenta la historia de Harvey, un muchacho rico y malcriado que sufre un accidente en alta mar y termina en un barco pesquero. Allí deberá trabajar para sobrevivir y aprenderá el valor del dinero, de la amistad y la fragilidad de la vida. Una novela de aventuras típica de toda la vida.

¿Qué defectos se le pueden encontrar a esta lectura? Pocos. Tal vez (y esto está relacionado con mi natural querencia por el drama) me habría gustado que la rebeldía del caprichoso Harvey durara más. Que sufriera un poquito antes de integrarse en el barco. El proceso de aceptación es casi automático, por lo que el conflicto cede rápidamente ante el proceso de aprendizaje moral de Harvey.

Es una novela escrita en 1897 y se le nota un poquito. Al lector contemporáneo quizás le sorprenda un poco el carácter de la madre (estereotipo a tope de la madre «sensible» incapaz de imponerse, que «feminiza» a su hijo debido al padre ausente). Por otra parte, puede que el léxico marinero suponga un pequeño problema para lectores de secano. Hay algo de aparato crítico pero no (me) habría venido mal alguna explicación más.

Por último, una nota respecto a la edición. Muy bien hecho, gente de Austral. Este libro ha sido el más manejable de todas mis lecturas veraniegas. El formato es estupendo. Me encanta el tamaño y la calidad de los materiales. ¡Cabe en cualquier lado! Un chollo por tres euros, la verdad. No será el último que compre, eso seguro. Y un consejo: ¡haced más libros pensando en las recomendaciones que los profes podemos dar a nuestros alumnos de la ESO! A este precio, no me pueden decir que no se lo pueden permitir 😀

Para acompañar esta lectura:

Si te ha gustado este libro, prueba con J. Verne. Y si te gustan las aventuras marineras, yo empezaría por aquí:

 

veinte mil

 

 

Fiesta en el jardín – Katherine Mansfield

Esta colección de relatos de Katherine Mansfield me ha dejado un poco indiferente. Creo que sí que se puede decir quefiesta hay calidad literaria en el texto, pero he tenido constantemente la sensación, especialmente en los relatos más breves, de que estaba leyendo ejercicios estilísticos. Sobre la soledad, sobre el amor, sobre la vida… Pero ejercicios de estilo al fin y al cabo.

Quizás el relato que más me haya gustado haya sido el de «Las hijas del difunto coronel», en el que dos hermanas se enfrentan a la muerte de un padre autoritario. Aunque me seguía llegando un poco el tufillo a «ejercicio literario», los personajes están bien construidos y son interesantes, con personalidad. Además -y esto ya es cuestión personal- me gustan las historias que comienzan con un gran cambio. O, al menos, con la posibilidad de un gran cambio. También «Fiesta en el jardín» creo que es de lo mejorcito de esta selección de relatos.

En el otro extremo, me ha costado terminar «En la bahía» (muy bien escrito, sí, pero con «poca chicha»), «Día festivo» (si esto no es un ejercicio de estilo, yo ya no sé…) y «La adolescente» (directamente creo que no le pillo el punto).

El resto de los relatos (la mayoría).., pues ni fu ni fa. Creo que dejaré pasar un tiempo y le volveré a dar una oportunidad a otra selección de cuentos, a ver si sintonizo mejor con la autora. Porque ahora no hemos encajado demasiado bien.

NOTA: Katherine Mansfield nació en Nueva Zelanda, pero me parece un poco absurdo crear una categoría para autores neozelandeses. Así que, teniendo en cuenta que pasó la mayor parte de su vida en Inglaterra, la clasifico como británica. Sospecho que ella estaría encantada. 😉

Para acompañar esta lectura:

Otra autora, relatos cortos, más recientes y, por lo menos conmigo, mejor conexión. Leí el año pasado Las lunas de Júpiter y creo que es más «de mi estilo», sea eso lo que sea.

lunas júpiter

 

El nombre del viento – Patrick Rothfuss

el nombre del vientoTardó. Tardó mucho. Más de cien páginas tuve que leer de El nombre del viento para engancharme. Una vez que me enganchó, eso sí, ya no había vuelta atrás. A cien páginas por día, mínimo (y eso en un verano repleto de piscina, playa, columpios y carreras para que Ariadna encuentre un WC a tiempo).

Es muy curioso el caso de este libro. El principio es flojete (aburrido casi), con unos elementos fantásticos que aparecen en la historia de cualquier manera y no te llaman la atención precisamente (¿arañas negras gigantes con cuchillas como patas? ¿en serio?). Pero una vez que sabes de qué va el tema, todo te empieza a encajar. El mundo en el que se desarrolla El nombre del viento es complejo y, como diría Elodin, sus misterios sólo se revelarán a aquellos que demuestren tener la suficiente paciencia.

Quizás Rothfuss se equivoca en la manera -por otra parte muy tradicional- de empezar su novela. Tiene un inicio in media res «de libro» (esto es, empieza con la acción en pleno desarrollo). Claro que el lector no conoce suficiente de lo que se está cociendo como para que esa historia en desarrollo le llama la atención lo suficiente (valga la redundancia). A los lectores nos toca recorrer el camino de Kvothe para pasar de la feliz ignorancia a la lógica preocupación por lo que parece que está ocurriendo en Roca de Guía. Y no hay mejor aprendizaje que seguir el aprendizaje vital de Kvothe. Cuando comienza a relatarle su historia a Cronista, el interés de la historia crece exponencialmente. Aparece Ben, que es un personaje bien diseñado y muy necesario, que le enseña a Kvothe (y de paso a nosotros) las reglas rudimentarias por las que se rige este universo. De nuevo, quizás requiera un poco de paciencia por parte del lector aprender los fundamentos de la simpatía (ejemplo cómo se puede meter magia en una historia de forma bien fundamentada y trabada con el argumento) y lo básico respecto a las criaturas mitológicas y reales que habitan en esta novela. El esfuerzo merece la pena, eso seguro.

Sentí que estaba absolutamente enganchada cuando el Kvothe de la historia deja de ser feliz. No quiero hacer más spoilers de la cuenta, pero cualquier que haya leído el libro sabe a qué me refiero. La felicidad nunca resulta atractiva en una novela, más allá del «y comieron perdices». Cuando Kvothe deja de ser feliz, el lector  (quizás cruelmente) rebosa felicidad. A partir de ahí, mejora todo. La forma de narrar del autor parece más segura, menos dubitativa. Rothfuss sabe lo que se trae entre manos,  lo que está haciendo. Y lo hace muy bien. El bosque, Tarbean (impagables las páginas dedicadas a Tarbean) y la Universidad son escenarios a cuál más atractivo. Y la novela se te pega a las manos y no hay forma de soltarla. Bien situadas también las historias dentro de la historia. Como ocurre en El Quijote, algunos personajes del relato de Kvothe cuentan historias (un relato dentro de un relato dentro de una novela) y más aspectos oscuros de la historia de este mundo se van aclarando poco a poco.

Por sacarle algún defecto, la última parte (la excursión a Trebon y el draccus) se me hizo un pelín pesada. Tampoco estoy muy segura (de momento) de entender a Bast y tengo mucha curiosidad por ver cómo se desarrolla el personaje de Denna en las próximas novelas antes de juzgarlo.

En definitiva, una enorme opción cargada de entretenimiento del bueno. No os lo perdáis.

Para acompañar esta lectura:

No conozco lo suficiente de literatura fantástica para comparar esta novela con otras de su talla (si las hay), así que recomiendo otra forma de entretenimiento que creo que se desarrolla en un ambiente similar al creado por Rothfuss: el videojuego Fable (el dos es el que tengo yo, así que ese mismo 😀 ). Y no, los videojuegos no son malos, ni te quedas ciego por jugar con ellos ni se te atrofia el cerebro. Y ya.

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Añado una locución de la introducción para una tarea en un curso de oralidad que estoy haciendo. Sí, soy yo leyendo. Y sí, he escogido este texto.

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The Victorian House – Judith Flanders

He aquí una lectura imprescindible para todos los que disfruten de la literatuVictorian_Housera británica del siglo XIX. Judith Flanders nos presenta en este ensayo un trabajo exhaustivo y muy bien documentado acerca de cómo se desarrollaba la vida doméstica en la Inglaterra victoriana.

Me ha gustado mucho el enfoque elegido por la autora. Flanders, tras hacer una introducción (pelín pesada de puro detallista) sobre la construcción de viviendas en la época, nos lleva habitación por habitación por una casa típicamente victoriana. Pero, por supuesto, no sólo habla de la decoración o funciones de cada estancia, sino que la habitación es un pretexto para contarnos cómo estaba organizada la vida familiar (y la vida en general).

Para muestra, un botón. Aquí van algunas de las muchas cosas que he aprendido leyendo este ensayo:

– El siglo XIX británico es un lugar mucho más sucio de lo que yo imaginaba. Restos de carbón y desechos de todo tipo flotaban en el aire y en el agua corriente, llenando también las calles y los sótanos de muchas casas.

– Como siempre, pero especialmente en esta época, nacer mujer era sinónimo de sufrimiento y trabajo extenuante. Aunque ya se conocían y se aplicaban tratamientos calmantes y anestésicos, no se usaban durante los partos porque las mujeres debían «parir con dolor», tal y como indica la Biblia. Además, los ropajes que llevaban podían llegar a pesar diecisiete kilos, lo que dificultaba notablemente el movimiento. Por si esto fuera poco, durante mucho tiempo no hubo retretes públicos para las mujeres, de tal forma que las damas sólo podían estar fuera de casa el tiempo que pudieran aguantar si tener que usar un váter.

– Es un milagro que sobreviviera tanta gente al siglo XIX. Gran parte de la comida que consumían y de los fármacos que tomaban estaban adulterados o mezclados con otras sustancias (muchas veces arsénico o plomo). Además, los británicos creían que comer fruta no era especialmente saludable y desaconsejaban la ingesta de proteínas para las mujeres porque tenían (supuestamente) constituciones más débiles. En el caso de que no fuera así, vivir a base de cereales cocidos hacía que rápidamente les «creciera» una constitución debilucha. Por otra parte, la comida no era especialmente apetecible. Los exagerados tiempos de cocción a los que sometían los alimentos hacían que más o menos todo fuera una pasta informe.

Podría seguir mucho más (las condiciones de vida de los sirvientes, el servicio a la rusa, el transporte público…), pero de verdad creo que merece la pena leer el texto de Flanders, así que no cuento más detalles interesantes para que el lector pueda sorprenderse cuando se tope con ellos. Eso sí, puedo afirmar que, tras la lectura de este ensayo, no volverá a leer una novela del XIX de la misma forma.

Sólo hay un detalle que me ha llamado la atención negativamente: la mayoría de las fuentes que utiliza Flanders son cartas o documentos históricos de diferente tipo, pero de vez en cuando recurre a la ficción novelesca. Y eso no me ha gustado mucho. Por una parte, tienes que tener cuidado para que, en una de estas explicaciones, no te desvele sin querer la trama de alguna de esas novelas decimonónicas que aún no has leído. Por otra, y esto es más grave, no estoy muy segura de que se pueda utilizar la ficción como ejemplo de cómo se vivía «de verdad». Me imagino que alguien del futuro utilizara nuestra ficción (y pienso en «Los Serrano», «El chiringuito de Pepe», por ejemplo) para saber cómo vivimos nosotros y, bueno, directamente me da algo. Ya sabéis que estoy a favor de conocer la historia para leer mejor la literatura… PERO usar la literatura para conocer la historia… temo que nos mete de lleno en un razonamiento circular. Cuando se escribe una obra de arte se exageran, se  minimizan o se ridiculizan aspectos cotidianos. Para los lectores no coetáneos, es difícil ver dónde termina el retrato y empieza la caricatura. Aunque Flanders utiliza la ficción de manera muy razonable, no puedo evitar dudar de este tipo de ejemplo.

Y otra pega. De momento, este libro no está editado en español. Así que lo he leído en inglés. Amigos, «this one was a bitch». Me ha costado mucho leerlo, no por la fluida y sencilla prosa de Flanders, sino por el vocabulario. Partes de la caldera, diferentes tipos de corsé, los tejidos empleados para los vestidos de luto… me temo que no tengo ni idea de estas cuestiones ni siquiera en español. Así que no me queda más remedio que recomendar este libro a lectores C2 con un buen diccionario y algo de paciencia. Lo mejor que puedo decir es que el esfuerzo merece sin duda la pena.

Para acompañar esta lectura:

No es lo mismo y no es (para mi gusto) el mejor libro de Bryson, pero si alguien quiere conocer detalles sobre cómo vivían nuestros antepasados puede empezar por este tochazo de Bryson que sí que está publicado en español.

 

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Diario de una dama de provincias – E. M. Delafield

diario de una damaEste libro ha llegado a mí por recomendación de @MeinkleinesBuch, cuenta que recomiendo encarecidamente a todo aquel que quiera disfrutar de preciosas fotos y selectas recomendaciones literarias. Su cuenta es uno de los rinconcitos más acogedores (acogedor en el buen sentido, no en el sentido de «abuela que prepara galletitas») de Twitter.

Tengo que reconocer que, al principio, me desconcertó un poco esta novela. Me estaba gustando pero echaba en falta una historia principal más jugosa, con más entidad. De hecho, lo puedo anunciar ya: no hay historia principal, «no pasa nada» más allá del día a día de la protagonista. Pero, ojito, que eso es más que suficiente.

Empecé a disfrutar realmente el libro cuando di con la «clave lectora» que necesitaba. Y es que esta novelita de Delafield me recuerda mucho (MUCHO) a las aventuras del pequeño Nicolás que tanto disfruté hace ya más de veinte años. A lo mejor estoy diciendo una barbaridad, pero he reflexionado sobre el tema y creo que sí que se pueden establecer algunas analogías. La clave del humor de Delafield reside, como residía la de Goscinny, en relatar los hechos con cierto distanciamiento, con cierto estoicismo. A ratos (especialmente cuando hay escenas con los niños), parece que el personaje narrador de Delafield se convierte (o bueno, más bien al revés, puesto que Nicolás es bastante posterior a esta autora) en un Nicolás adulto y femenino. Y eso, reconozcámoslo, MOLA. Así, sencillamente. Al igual que cuando éramos pequeños nos identificábamos con las tragedias cotidianas de Nicolás con los boletines de notas y sus amistades del colegio, ahora nos podemos identificar con la protagonista y sus problemas sociales y familiares «de adultos».

Adoptando el punto de vista estoico y recurriendo a la reflexión interna (geniales esas «dudas» entre paréntesis), Delafield nos cuenta con detalle las alegrías y miserias de una vida en la que las réplicas ingeniosas nunca se le ocurren a una a tiempo, las conversaciones imaginarias en las que humillamos a nuestros rivales luego nunca se desarrollan tal y como una espera y en la que las visitas siempre llegan cuando estamos disfrazados de indios. No es necesaria pues una trama elaborada, no es necesario que pase nada. Las situaciones hilarantes se suceden y terminas no echando en falta nada de nada. De hecho, creo que una trama elaborada haría que la novela fluyera peor; impediría u obstaculizaría ese estoicismo distante que es la clave de toda la narración.

¡Por cierto! Me ha venido genial compaginar la lectura de esta novela con The victorian house (Judith Flanders). Ya comentaré en su momento el ensayo, pero creo que la lectura de Diario de una dama de provincias ha sido más rica ahora que voy conociendo mejor la vida victoriana. Sí, ya sé que la novela de Delafield es posterior, pero sin duda su sociedad tiene mucho en común con la victoriana (la cocinera, las comidas, la mademoiselle, las chimeneas, etc. ). Por ejemplo, algo que sin duda llamará la atención del lector es el aparente desapego de la protagonista por sus hijos (uno en un internado, otra siempre al cuidado de su mademoiselle). La protagonista no es una madre especialmente desnaturalizada, es una madre de principios de siglo. Adelanto cositas de la próxima reseña, pero creo que The victorian house debe ser lectura obligatoria para todo aquel interesado en la literatura inglesa del S. XIX/principios del XX. De hecho….

Para acompañar esta lectura:

Sé que estoy pesada, pero nada mejor que conocer -y perdón por el uso oportunista e inadecuado de las mayúsculas- la Historia de las historias que leemos.

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El pensionado de Neuwelke – José C. Vales

Es complicado hacer un reseña de un autor al que conoces personalmente, aunque en este caso «personalmente» sea seguirnos recíprocamentepensionado en Twitter. Pero ya se sabe que las redes sociales crean un (tal vez) ilusorio sentido de familiaridad y cercanía y, bueno, la cuestión es que ahora que me pongo con la reseña me siento un poco intimidada.

No sé si será una idea buena o mala, pero voy a tratar a José C. Vales como me gustaría que me trataran a mí. Con sinceridad y buenos modos.  Algo así como «reseña al prójimo como a ti mismo». Y la cuestión es que hay cosas que me han gustado mucho de esta novela… y cosas que me han gustado menos. Analicemos por partes, pues:

Cosas que me han gustado (y mucho):

– El autor sabe leer y escribir. Puede parecer una obviedad, pero no todo el mundo sabe asimilar correctamente las lecturas que hace y convertirlas en una creación propia original e interesante. Se nota que aquí hay oficio de escritor.

– El ambiente del pensionado. Con los «peros» que detallo abajo, los personajes me parecen en general interesantes y bien construidos.

– La trama en sí misma. Aunque de nuevo puedo poner aquí algún pero, la narración está en general bien equilibrada y se desarrolla correctamente.

– El carácter de la protagonista. Sin duda, el personaje más interesante. Aunque me quedo con ganas de saber más de Eveline. Y qué asquete que da Balkas, por dios. Muy bien hecho.

– Esos inicios de capítulos son para quitarse el sombrero. Casi estaba deseando terminar un capítulo para ver cómo me sorprendía el autor al inicio del siguiente. Muy muy bien ahí.

Cosas que me han gustado menos:

– José C. Vales debería confiar más en la memoria del lector. Creo que abusa un poco de repetir una y otra vez los mismos rasgos para definir personajes o situaciones. Hay que tener cuidado porque, aunque en principio es muy buena idea definir a un personaje por un par de características muy llamativas, a fuerza de repetirlas podemos acercarnos a la caricatura y perder credibilidad. Con más características se enriquecerían los personajes.

– Esto creo que también me pasaría a mí, así que soy especialmente comprensiva con lo siguiente: se nota bastante la diferencia entre los fragmentos que entusiasman al escritor (que casi se perciben ·»escritos de un tirón») y los que se le han hecho pesados y han necesitado varias reescrituras. O por lo menos esa sensación tengo yo. Pero me parece a mí que este tipo de cosas se mejoran con la práctica, así que seguro que en la próxima novela hay menos desniveles o se disimulan mejor. Igualmente, me ha parecido más flojo el principio de la novela (por ejemplo, esa extraña primera carta de Émilie a su cuñada en la que se mete -pelín forzadamente- el pasado de la protagonista) que su desarrollo y conclusión.

– Vale, esto que viene ahora es cuestión de gusto personal (valga la redundancia), pero no me han gustado las enumeraciones interminables de sinónimos. Y, de paso, me ha llamado la atención que todas las ciudades simplemente se mencionen excepto las españolas, en las que se indica «en España». Si damos por supuesto que todo el mundo sabe dónde está Dijon, ¿por qué no dar por sentado que sabemos dónde queda Zaragoza?

–  SPOILER: Para el final de la historia me habría gustado algo más resolutivo, quizás más dramático. No sé si esperaba un final feliz o un desenlace trágico, pero esta conclusión «a lo Mary Poppins» me ha dejado un poco indiferente.

En general, creo que esta lectura puede gustar muchos a los seguidores de la literatura del s. XIX, pero también a los que les gustan las historias sutiles de fantasmas y las novelas de personajes. Me encantaría leer una segunda parte en la que Émilie es localizada y analizada por el hermano de Julie (¿y que se enamore de él?… jeje, no sé, sólo propongo ideas, ¿eh?).

En cualquier caso, esta primera novela merece todo mi respecto y recomendación. He pasado un buen rato leyéndola y creo que en la balanza pesan mucho más los aspectos positivos que esas pequeñas críticas (que espero se entiendan como constructivas). Tengo la sensación (y espero) que este Pensionado sea la primera de muchas obras. Hay talento y hay público (yo incluida) esperándolas.

Para acompañar esta novela:

No he podido evitar acordarme de (para mí) LA GRAN novela de internados e institutrices, que fue una de mis lecturas favoritas de la adolescencia. Recomendación sí, sí, sí y siempre sí.

Para bolsillos en dificultades: http://www.biblioteca.org.ar/libros/130795.pdf

Para bolsillos pudientes: jane eyre